La industria mundial de los videojuegos se ha convertido en el mayor mercado de entretenimiento del mundo. Es más grande que el cine y la música juntos, más grande que el streaming y uno de los pocos sectores digitales en los que la audiencia total y los ingresos totales siguen creciendo a gran escala. Más de 3600 millones de personas se identifican ahora como jugadores, y los ingresos de la industria superan los 188 000 millones de dólares anuales. El impulso es innegable.
Pero detrás del crecimiento que aparece en los titulares se esconde un cambio estructural que está transformando la forma en que se crea valor y dónde se pierde. Los días en los que simplemente se compraba un juego y se jugaba indefinidamente están llegando a su fin. Los videojuegos modernos se basan en ecosistemas de servicios en directo, microtransacciones recurrentes, contenido descargable y economías digitales multiplataforma. La monetización ya no se produce una sola vez en el punto de venta, sino que ocurre de forma continua, en tiempo real, dentro de la propia experiencia.
Y ahí es donde ha surgido el punto ciego de la industria. Los pagos se han convertido silenciosamente en parte del juego.
Y no están a la altura.
La experiencia de pago ahora forma parte de la experiencia del jugador
En un mundo de servicios en vivo, el acto de pagar ya no es un momento aislado. Se integra en la progresión, la personalización y los ciclos de recompensas. Los jugadores compran aspectos, pases, mejoras y moneda no como compras aisladas, sino como parte de su avance, expresión de identidad o participación en la comunidad.
Las fricciones que antes se toleraban en el comercio electrónico (pasos adicionales, autenticación lenta, métodos inconsistentes) resultan molestas en medio de un juego. Se rompe la inmersión. Se pierde el impulso. Y, cada vez más, también se pierde la transacción.
En nuestro nuevo informe técnico, Pay to Play: Inside the Minds and Wallets of Global Gamers(Pagar para jugar: dentro de las mentes y las carteras de los jugadores globales), encuestamos a 6000 jugadores de Norteamérica, Europa y Asia-Pacífico para comprender cómo el rendimiento de los pagos influye en el compromiso. Los resultados revelan un patrón constante: dos tercios de los jugadores afirman que la experiencia de pago debilita la experiencia general de juego. En los mercados globales, la mayoría de los jugadores experimentan ahora fallos en el proceso de pago o abandonan las compras como algo habitual en el comercio de los videojuegos. Las fricciones en los pagos se han vuelto tan comunes que los jugadores casi las esperan, una interrupción que rompe la inmersión en el momento en que la intención es mayor y la paciencia es menor.
En un mundo caracterizado por la retroalimentación instantánea y la interacción digital fluida, los pagos se evalúan ahora con los mismos criterios que los videojuegos: rapidez, intuición y ausencia de errores.
Una industria global con expectativas locales
Parte del reto es estructural. Los videojuegos son intrínsecamente globales: los contenidos cruzan fronteras sin esfuerzo, las comunidades abarcan continentes y los lanzamientos se sincronizan en todos los mercados. Pero el comportamiento de pago no es global. Es intensamente local.
Los jugadores esperan:
• monederos locales, no tarjetas genéricas
• Monedas locales, sin conversiones de divisas inesperadas.
• Normas de reembolso conocidas, sin incertidumbre.
• Marcas regionales de confianza, no procesos de pago únicos para todos.
En todos los mercados incluidos en nuestro estudio, el 64 % de los jugadores afirma que las experiencias de pago locales son muy importantes o extremadamente importantes. En la región APAC, esa cifra supera el 70 %. Y cuando no se ofrece su método de pago preferido, los jugadores no recurren a una segunda opción, sino que abandonan la compra por completo.
La industria ha creado un ecosistema de contenidos sin fronteras sobre una realidad de pagos fragmentada y específica de cada región. El resultado es previsible: miles de millones de dólares perdidos por fricciones evitables.
Los jugadores más jóvenes son el nuevo punto de referencia
El público de los videojuegos también es más joven que el de casi cualquier otra categoría del comercio digital, y los consumidores más jóvenes juegan con reglas diferentes.
Tú:
• creciste con las transacciones con un solo clic
• predeterminado para carteras digitales
• Desconfía de los pasos innecesarios.
• espera una confirmación inmediata
• adoptar antes los pagos alternativos
• Son más sensibles a los precios poco claros o a las tarifas ocultas.
Los jugadores menores de 35 años que aparecen en el informe técnico prefieren abrumadoramente las carteras a las tarjetas, y están más dispuestos a cambiar de método de pago, o incluso de plataforma, si la experiencia es más rápida, sencilla o gratificante. Casi la mitad afirma que cambiaría su método de pago principal solo por obtener mejores incentivos de fidelidad.
Para una generación que ha crecido en un entorno caracterizado por la rapidez y la autonomía, los pagos no son una formalidad. Son parte de la propuesta de valor.
Qué significa esto para los editores y las plataformas
Las implicaciones son cada vez más comerciales:
1. Las tasas de aprobación son ahora una métrica de crecimiento.
Más de la mitad de los jugadores han experimentado algún tipo de fallo o rechazo en el pago. Una parte de esas compras nunca se recupera. En un sector basado en transacciones frecuentes y de bajo valor, incluso las pequeñas mejoras en las tasas de aprobación se traducen en una recuperación significativa de los ingresos.
2. La localización ya no es opcional.
La adecuación al mercado es tan importante como la adecuación al contenido. Admitir carteras locales, adquisiciones nacionales y un manejo preciso de las divisas ya no es una estrategia regional. Es una estrategia de conversión.
3. La transparencia genera confianza.
Los jugadores quieren totales predecibles, conversiones de divisas claras y reembolsos sencillos. La ambigüedad genera dudas, y las dudas acaban con los ciclos de monetización.
4. Los pagos alternativos no son experimentales, son esperados.
El BNPL, los pagos en tiempo real e incluso los activos digitales se ven con una cautelosa apertura. Aunque solo el 1 % de los jugadores utiliza criptomonedas en la actualidad, el 79 % afirma que lo haría si fueran seguras y fluidas, lo que indica hacia dónde pueden cambiar las expectativas a medida que madura la infraestructura.
5. La economía de la lealtad importa
Casi la mitad de los jugadores afirman que las recompensas o los reembolsos les harían gastar más. Los incentivos vinculados a los pagos influyen cada vez más en el lugar donde se realizan las transacciones, es decir, en tiendas de terceros o canales directos.
En otras palabras, los pagos han pasado de ser un elemento secundario del comercio de los videojuegos a convertirse en el eje central de su ecuación de crecimiento.
El pico navideño: la prueba de estrés anual de los videojuegos
El periodo entre Navidad y Año Nuevo es la semana con mayor volumen en el sector global de los videojuegos. Millones de jugadores reciben nuevas consolas, nuevos juegos y moneda digital. El compromiso alcanza su punto álgido. El gasto se acelera. Y, de repente, las fricciones en los pagos se hacen muy visibles.
Los padres se enfrentan a errores en el proceso de pago cuando intentan regalar artículos digitales. Los jugadores más jóvenes utilizan por defecto monederos que sus padres quizá ni siquiera reconocen. Los monederos regionales proliferan en mercados en los que las plataformas globales a menudo no los admiten. Y miles de intentos de compra se pierden debido a rechazos que se podrían evitar.
Este aumento estacional pone de manifiesto una simple verdad: la demanda de juegos no es el factor limitante. Lo es el rendimiento de los pagos.
Un cambio que la industria ya no puede ignorar
La industria mundial del juego no tiene un problema de contenido. Tiene un problema de pagos, y es uno que se esconde a plena vista. Los jugadores nos dicen exactamente lo que quieren: rapidez, seguridad, relevancia local, transparencia y la posibilidad de pagar como lo hacen en cualquier otro sitio.
A medida que los videojuegos continúan su transición de producto estático a servicio dinámico, el aspecto financiero de la experiencia se vuelve inseparable del entretenimiento en sí. La próxima ola de crecimiento no vendrá de más contenido o mundos más grandes, sino de eliminar la fricción que detiene a los jugadores a mitad de camino.
Las plataformas que tratan los pagos como parte del juego y no como algo secundario definirán la próxima era de los videojuegos.
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